Uno de los principales pasos en el proceso de tratamiento de aguas, efluentes o aguas residuales domésticas es la coagulación/floculación, donde los sólidos suspendidos en las aguas residuales se separan con la ayuda de coagulantes y floculantes, seguido de la decantación o flotación.
En este proceso físico se produce la separación sólido/líquido, generándose lodos en el tratamiento: un residuo sólido o pastoso que debe ser debidamente caracterizado y dispuesto.
De acuerdo con la ABNT NBR 10.004 - 2004, los lodos del tratamiento de aguas y efluentes de diferentes industrias se pueden caracterizar como:
Clase I - Residuos peligrosos que pueden poner en peligro la salud de las personas y el medio ambiente en general;
Clase II A - No Inertes - Residuos no peligrosos, siendo biodegradables, comburentes y solubles en agua;
Clase II B - Inerte - Residuos que no muestran solubilidad o combustibilidad.
Las ETE y ETA que utilizan coagulantes inorgánicos a base de aluminio y hierro corren el riesgo de que estos metales se sumen a los contaminantes ya presentes en el lodo, lo que puede caracterizarlo como Clase I, residuo que requiere cuidado específico y costo de disposición extremadamente alto, ya que en vertederos industriales (generando un pasivo ambiental).
Los lodos generados con el uso de coagulantes naturales se caracterizan como Clase II A - No inertes, lo que permite un destino sostenible y económicamente viable, como el compostaje, la incorporación al suelo e incluso la venta a empresas de fertilizantes.
En la próxima publicación hablaremos más sobre estas ventajas y la posible rentabilidad para su empresa con el uso de Acquapol.
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