El uso de alternativas naturales en la nutrición animal se ha consolidado a lo largo de los años, convirtiéndose en una realidad dentro del escenario de la producción de proteína animal.
La presión de las entidades involucradas con la seguridad alimentaria y el confort animal, asociada a las demandas de los consumidores, ha sido la precursora de este cambio. La creciente demanda de alimentos saludables y seguros plantea interrogantes sobre el uso de antibióticos promotores del crecimiento (APC) en la alimentación animal.
Pero al fin y al cabo, ¿por qué sustituir los aditivos sintéticos por naturales?
La retirada de APC en nutrición animal se inició en la Unión Europea, que en 2006 prohibió el uso de antibióticos en la alimentación animal. De países que se han adherido a la restricción y/o protección de antibióticos en la producción animal.
En Brasil, a mediados de 2018, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento (MAPA), a través de la Ordenanza N° 171, expresó su intención de prohibir los antibióticos tilosina, lincomicina, virginiamicina, bacitracina y tiamulina como APC.
Los aditivos naturales surgen como una alternativa, ya que estudios muestran los impactos negativos que provoca el uso de APC, entre ellos, la resistencia antimicrobiana en bacterias que pueden causar daños a la salud humana. En otras palabras, bacterias más resistentes a los antibióticos tradicionales.
Además de cumplir con las estrictas normas internacionales, estos compuestos naturales promueven beneficios vinculados a los parámetros de desempeño zootécnico y la salud animal.
Con extractos de plantas desde hace 80 años, Seta ha desarrollado una línea de productos para la nutrición animal. Con un proceso de fabricación, buscamos extraer los mejores nutrientes de la naturaleza, conjugando el bienestar, la salud animal y los intereses de la cadena productiva.
